AQUELE QUERIDO MÊS DE AGOSTO Miguel Gomes
Un verano como otros, en la portuguesa Arganil. Hay procesiones religiosas, jóvenes acampantes, pueblerinos simpáticos y fuegos artificiales que se alternan con bandas de música popular y con situaciones como la del director de una película –la que estamos viendo– que ve amenazada la continuidad del rodaje y los esbozos de conflictos y atracciones entre algunos de los integrantes de las bandas. Pero de un modo imperceptible, a un tiempo mágico y mítico, esa apariencia “documental” va esfumándose para dejar asomar la contracara que merece, su complemento de espesor “ficcional”, y ya las canciones dejan de sucederse en su carácter festivo para empezar a iluminar un triángulo amoroso melodramático. La extrema originalidad de Aquele querido mes de agosto no está sólo en la manera complejísima con que Gomes filma lo simple y lo banal, ni en la notable singularidad para hacer converger acciones o diálogos o personajes simultáneos en un mismo plano, sino en el modo en que vuelve indiscernible la frontera entre lo real y lo ficcional, así, sin comillas que los distingan. Una película única que nos hace pensar en muchas películas y situaciones de la vida, diferenciándose de todas.
ARCHANGEL Guy Maddin
"Al observar este espectáculo a menudo impenetrable, el cerebro se reparte entre la frustrante tarea de seguir el relato de Maddin y una admiración gagá por su convicción estilística". Así intentaba el crítico J. Hoberman comenzar a describir la segunda –"estilizada, embrollada, visionaria"– película del cineasta Guy Maddin; misión tan complicada como los enredos que ocasiona la llegada del teniente John Boles al pequeño pueblo ruso de Archangel en plena Revolución Bolchevique. Boles vuelve de una guerra que nadie sabe que terminó y de perder, además de una pierna, a su amada Iris. Conoce a Veronkha, a quien confunde con Iris, y quien a su vez lo confunde con su esposo Philbin, un amnésico que no la recuerda a ella y cree vivir cada noche una luna de miel. Ningún resumen argumental le hace justicia a este melodrama deadpan, a esta comedia lúgubre que homenajea a las producciones parcialmente habladas de fines de los '20, que puede hacer pensar tanto en Von Sternberg como en el cine de los hermanos Quay; en el Lynch de Eraserhead como en Eisenstein. Y que parece transcurrir dentro de una de esas esferas de nieve de juguete, pero durante un terremoto.
ARROZ CON LECHE Jorge Polaco
Desde su corto en Super 8 Margotita (1984), construido a partir de la figura senil de Margot Moreyra, las representaciones de la vejez fueron sustanciales para definir la estética del cine de Jorge Polaco. Ahora, centrándose casi exclusivamente en esa línea, construye Arroz con Leche, una película sobre dos hermanos que deciden internar a su padre en un geriátrico, donde la vejez parece convertirse en una nueva infancia (el título deriva de una canción para niños), pero sin tener el tufillo a ternura ni la mirada compasiva. Con su característica teatralidad del exceso, yendo desde la performance esperpéntica hasta la poesía ultrakitsch, sin dejar de pasar por una comicidad desconcertante, la película puede convertirse en una musical naif o en una serie de estampitas de las divinidades más descartadas de cualquier credo. La que sigue siendo la diosa profana de muchos es Isabel "La Coca" Sarli, quien luego de colaborar con Polaco como protagonista de La dama regresa (1995), vuelve en un rol breve para actuar de ella misma, es decir, para ser la alucinación carnal más exuberante.
AUTUMN, SOPHIE Soon Ho Song
AWAYDAYS Pat Holden
Basado en la novela de culto homónima y ambientada en el mundo de las pandillas de hooligans de la Inglaterra de los primeros años de Margaret Thatcher, este film cuenta la historia de Paul, un joven que pese a que intenta escaparle a la tirante relación con su familia (su madre murió y sólo tiene a un padre distante y una hermana menor) y a su aburrido trabajo persiguiendo chicas, yendo a recitales y alentando a su equipo de fútbol, no ve cumplirse sus esperanzas. Pero cuando conoce a Elvis, quien lo introduce al mundo de las pandillas, todo cambia y siente que se acerca al mundo que siempre quiso pertenecer. Elvis es homosexual y siente que no está del todo cómodo conciliando ambos mundos. Formando parte de la banda y liderados por “El general”, quien dirige a sus “soldados” como si formaran parte de un ejército real, los jóvenes se sumergen en una vorágine de peleas callejeras y violencia salvaje, mientras intentan dar sus primeros pasos en el amor y el sexo, todo al ritmo de la música post-punk que dispara la banda de sonido.
AZUR ET ASMAR Michel Ocelot
La sorpresa y el miedo rondan cada vez que alguien decide hacer un film en animación por computadoras. Salvo que se trate de un realizador como Ocelot, que ha demostrado no sólo una enorme capacidad para adaptar el tema a la técnica, sino para no perder su universo poético más allá de las herramientas que utilice. Azur y Asmar son dos amigos de infancia criados por la misma nodriza: Asmar es el moreno hijo de la mujer, Azur un rubio príncipe. El tiempo los separa de modo brutal, hasta que Azur decide volver a su tierra natal en busca de un hada, búsqueda a la que une al ahora exitoso mercader Asmar. El color y los arabescos del Magreb son ideales para ser tratados con la computadora, lo que crea un campo de maravilla y cohesión absoluta para este film de aventuras y amistad que, como metáfora, también habla de la convivencia y de las diferencias. Pero nunca desde la admonición o la moraleja puesta con calzador: son la acción, las aventuras fantásticas, el color y las emociones de sus dos protagonistas las que van tejiendo –son– el "mensaje" que puede dejar el film. Sí, es un film divertido y épico, emotivo y trepidante. Y también una lección para quienes creen que la computadora llegó a la animación sólo para bajar costos: Ocelot la transforma en una herramienta poética de primer orden.
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